martes, 4 de agosto de 2009

VIGENCIA DE UN 32º ANIVERSARIO: EN LA DEFENSA DE HERMANOS QUE HOY MUEREN Y SUFREN EN NUESTRA MADRE TIERRA.

VIGENCIA DE UN 32º ANIVERSARIO: EN LA DEFENSA DE HERMANOS QUE HOY MUEREN Y SUFREN EN NUESTRA MADRE TIERRA.

Por: José Camalachi - Sector Salud del Perú.

Hace treinta y dos años, el 19 de julio de 1977, estalló un histórico y masivo Paro Nacional, que fue precedido y continuado por otros paros preparatorios y de consolidación, constituyendo un hito sin precedentes en la Lucha Heroica de los trabajadores de las ciudades y del campo en el Perú, frente a la dictadura militar de Morales Bermúdez, quien buscó restaurar a sangre y fuego, cual utopía dañina, un orden social autoritario y fascista, bajo el antifaz de una revolución, administrado centralmente por la cúpula del poder militar, siendo responsable de la violencia inusual que originó al aplicar medidas económicas FMI, por el alto costo de vida (1), la ofensiva antilaboral, congelación remunerativa, despidos y paralelismo sindical, la represión ciudadana y la negación de los derechos y libertades democráticas, entre otras causas, que generó el descontento creciente de la clase asalariada y las masas pauperizadas, las mismas que impulsando una Plataforma de Lucha Sindical y Política, fue conducida por la Central General de Trabajadores del Perú-CGTP; así como, por enfrentar el Paro, con brutal ensañamiento a los sectores populares, la muerte de cinco mártires en Comas y la persecución, encarcelamiento, y despido de cinco mil Trabajadores y Dirigentes Laborales y Campesinos, que con nivel de conciencia e independencia, cumplieron con ejercer su derechos a la defensa, protesta y paralización de sus labores.

Ha transcurrido más de una generación desde entonces, y los jóvenes de hoy que anhelan el cambio, tienen para sus vicisitudes y reconciliación ése acontecimiento memorable, como fuente fidedigna para reflexionar y tender puentes a sus caros ideales, porque puso los cimientos de la avanzada del Movimiento Sindical y Popular, cuya génesis parte desde las mismas provincias del interior de la patria ante la postergación secular de su situación económica, y por cuanto significó también, la validez de articular estratégicamente los factores sociales y políticos del país, para trascender a cambios importantes desde el nivel local hacia el ámbito nacional.

El poeta Tagore nos recordó, que no podíamos amar lo que ciertamente no conocemos. Las mayorías pobres en el país, necesitan poder conocer y pensar nuestra realidad concreta con entera libertad y no estar esclavizados en horarios prohibitivos, ni explotados con pagos de miseria permanente. Necesitan tener sus propios sueños, crear y lograr proyectos futuros de vida, porque son sus derechos fundamentales y no contrariamente como están marginados, precaria y hostilmente, pues tienen las mismas necesidades vivenciales y existenciales por recrear. Necesitan ser capaces de amar y poder ser solidarios con el sufrimiento e intereses de nuestros hermanos del pueblo peruano entero, porque son la raíz y rango natural y filosófico de su naturaleza humana, pero no, el continuar sobreviviendo en un contexto sin salida, con una democracia dirigida, gerente e insensible, donde ser eficaz vale más que la legitimidad y legalidad del acto estatal y de los bloques internacionales económico-empresariales, donde los Principios y Libertades legadas por la Historia Universal, se han canjeado por la ola del libertinaje contractual del mercado, en presencia de un Estado guardián en favor de los sectores dominantes del país, los mismos que la imponen a los pueblos conformantes de este mundial.

1 = En los cordones de miseria periféricos a las ciudades costeñas del país, conocidos actualmente como Asentamientos Humanos, las familias se alimentaron en esa época con Nicovita, comida para aves, al igual que sucedió después, con el shock de Fujimori en Agosto de 1990.

Con la misma fuerza y justeza de los intereses de la clase popular, resulta inaceptable admitir que la verdad de sus libertades, derechos y dignidades, le son arrebatadas y reemplazadas por la mentira de la seguridad y el orden, cuando se constata que el poder del capital en contubernio con el Estado saquea el porvenir de nuestros hermanos nativos y generaciones venideras; nos negamos, ante la miseria material de muchos y la miseria moral de pocos, que se siga conculcando derechos aplicando incapacidades de autoritarismo e intolerancia, propias de la pequeñez de ideas y de conductas enfermas, pretendiendo ocultar una moral deshonesta de puro individualismo y beneficio personal putrefactos. Los fines, aún siendo buenos, no justifican la maldad de los medios, menos el sometimiento de nuestra frente y la complicidad corrupta e intrigante por sombríos privilegios y ventajas yoistas. Y basta ya del eco sin fin, que pronto se verá la luz del final del túnel, sabiéndose que utilizan una doble moral para actuar. No, a la impunidad de generar información incierta u ocultarla con propósitos particulares; no, al gasto del Estado sin destino y sin calidad y de distingos tributarios; no, al despilfarro en campañas publicitarias y de voracidad electorera estando en ejercicio de la función pública, mientras no cambien las inequidades crónicas en los jornales y pensiones, regímenes laborales contingentes como el CAS y en especial, todas aquellas que atentan al valor supremo de la vida misma de los trabajadores, desempleados y subempleados, so pena de sanción por la correspondiente negligencia criminal que conllevan.

En tal sentido, no olvidemos que nuestro trabajo crea riqueza dentro de un sistema económico, político y social determinado (neoliberal, dominante, sin éxito), en un período histórico concreto (etapa superior del capitalismo mundial en crisis) y en una sociedad específica del Tercer Mundo (peruana, plural, exportadora de materias primas). Esta es la dialéctica y lógica interna imperante. Así la falta de soberanía se perpetúa, y ¿quién controla al Estado guardián, sometido al capital extranjero?, cuando el hambre, miseria y exclusión arrecian; cuando trastocados los derechos fundamentales en nombre del orden ciudadano, la seguridad nacional y la defensa continental; cuando los poderes públicos y privados asumen tener la facultad de contención de la sociedad y del Estado; entonces, a continuación viene la muerte en la praxis de la Libertad, la Igualdad y la Solidaridad, que pretextaron defender en su discurso inicial.

Luego, al concluir que el 19 de julio de 1977, constituye el Paro Nacional más grande de la Historia del Perú, que condicionó el retiro de la dictadura militar y la vuelta a la Democracia formal; ser referente hoy, que dentro de los ciclos económicos, se replican políticas económicas y condiciones marginales de pobreza para la clase proletaria y campesina, ante lo cual, la crisis política y la protesta se agudizan y extienden; que enseñó el camino de lucha articulada y consecuente con nuestras fuerzas productivas y populares, para enfrentar objetivos y demandas superiores, y que el Pueblo, con sus bases y organizaciones urbanas y rurales y dirigentes, al mantenerse unitario, orgánico y visionario doblegó al sistema establecido, afirmando el espacio y el rol de los Movimientos Sociales y Sindicales e instruyendo al sector político de izquierda, de la importancia de mantenerse integrado y creativo alrededor de la teoría e ideología marxista y de preservar la organización y ejecución de su práctica, para enriquecer las fuerzas populares ante la línea de fuego cercada por los grupos dominantes y hacer que la Patria que amamos, también sea de los más necesitados. Gloria inigualable a nuestro Pueblo y sus Dirigentes que supieron legarnos esta lección auténtica para la posteridad.

Invierno, 2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario